Tuesday 26 October 2010

simple question


No pude detenerme, la misma pregunta me obligaba a continuar, lunática, cromática.
on my way home...

Recuerdo esa noche, aquella noche enlunada en la que me despedi de una etapa, llamábase Fine Line, recuerdo la rebeldía con la que baje al baño de damas, y seguí sin que nadie lo notase siquiera, esa linea, esa última línea que no cesaría si no hasta la mañana siguiente.

Hize este trueque curioso, pagué una fuerte suma de dinero con el fin de consumar el asesinato... 80,000 neuronas perecieron en aquel intervalo de tiempo, Blanca muerte. En el que la fina linea que seguí aquella noche, ya me susurraba colores.

La mañana siguiente:
Tomé mis cosas con cuidado, y salí de aquella casa cautelosa, no dejé un adiós sobre la mesa. Mis ojos abiertos, sin descanso alguno no querían cerrarse, me obligaron temblorosos a mover mi cuerpo, a trazar líneas con mis pasos, me incitaron a observar aquellos 88 distintos tonos de verde propios de las hojas y el viento, esa tan arboleada escena. No sabía donde estaba, no sabía a donde iba, y sinceramente poco importaba. Mi viaje fue el camino. Pero There was something about the people, todos esos rostros, en aquella joven mañana, todos ellos trazando sus propias líneas, hacia sus propias direcciones, personajes con matices tan profundos, con formas tan confusas, pidiendome en secreto descubrirlos, así que sumergida en mis pensamientos,de pronto mi labios sin permiso alguno, le lanzaron una pregunta a un transúnte.
-Sorry, what´s your favorite color? y para mi sorpresa, el sorprendido transeúnte me lo contestó sin chistar. -Its blue. no preguntó porqué. Solo siguió su camino.. Y entonces una emoción interna, lúnatica-cromática surgió desde el fondo de mis entrañas, tomé mi lefthanded notepad, y comenzé -sin una metodología previa- mi investigación de campo.
Colores y colores salían de las bocas de adultos, infantes y ancianos, colores tan iguales, tan diferentes.
Recuerdo aquella anciana pareja, que para su sorpresa y la mia un "blue" salió de sus labios al unisono. Recuerdo la iluminada cara de aquel infante color café tostado, la emoción de su gusto al blanco, recuerdo aquel que en ruedas se movia, se consternó tanto al no saber responderme. Me miré en perspectiva, mi razón me miraba, asustada con intenciones de autocensurarme, pero la ignoré todita. Esa pregunta se volvió 88 minutos y 88 colores.

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