Palabras y Muñecas de Porcelana

Debería estar trabajando, lo sé... pero las ganas de escribir se apoderaron de mis dedos, entonces como una esclava inconciente de mis impulsos palabreicos me dispongo a contaros la historia del día de ayer:

Cosas que se dicen, cosas que aveces uno no sabe si es mejor nunca haberlas sabido. Cosas de humano que te hacen, que no te hacen, que te dicen, que no te dicen. Si aveces las palabras son el problema, también lo es la falta de estas envueltas de una verdad, envueltas de honestas intenciones de no echarlo a perder.

Ha pasado el tiempo, ayer me lo recordaron, me lo recordaron exactamente y curiosamente cumpliendo un año de empezar con todo este cambio alborotado de mi vida. Me lo recordaron con palabras de desaliento, entre charlas y cervezas, entre vodkas y gotas de lluvia, me fueron cayendo palabras proveniente de seres deshonestos tratando de asinserarse. Pero quien he de ser yo para juzgar como un Dios. Si bien soy parte del Dios, no tengo ese derecho divino de ejecutar a nadie, y menos por unas palabras, lo acepto bien intencionadas. Juegos de humanos, donde somos egoistas, donde no pensamos en las consecuencias sentimentales que una falta de palabras pueden ocasionar. Entre discusiones interrumpidas por otros personajes pasados de copas, note su coraje al verme de pie, al no destruirme con sus palabras entregadas demasiado tarde. Que esperas de mi entonces? le dije. Que esté llorando? Que sufra? No tiene mas importancia, no tiene importancia mas que la que le doy hablando de ella. No tiene ningun valor agregado hablar de ello ahora que los ayeres se vislumbran apenas, ahora que he salido del terrible paisaje gris en el que a decisión propia yo me encontraba.

Aunque debiera confesar que tristeza me da saberlo todo, saber un poco mas, un poco mas de la verdad que queria hacerla mentira para en mi verdadero sentir no alterar mas mis visceras enmarañadas. No importa ya, mas queda la leve nostalgia de haber amado algo posiblemente irreal, algo lleno de versiones de distintas personas, amado la idea de algo que posiblemente imaginé. Yo y mi imaginación, siempre jugando, jugando a creer que si existen rosas matices que te llenan el mundo de alegrías espontáneas.

Bien pues ya lo dije.

Ahora se hace mas real la historia que recién he imaginado. Es acerca de una chica que coleccionaba muñecas de porcelana, tenia una obsesión terrible por tenerlas todas, sentadas, con vestiditos bordados a mano, blancas como la leche que tomo en las mañanas, y tambien, porque no, morenas. Muñecas vampiras, muñecas granjeras, todas ahi apiladas en su Habitación, en la habitación de su castillo de Cristal grabado con oro, inmoviles, las colecciona y le gusta saber que están ahi mirandola a través del espejo, que refleja una belleza un tanto mística, un tanto malévola y otro tanto inocente. Cientos de muñecas de porcelana, algunas se rompen pero no importa, ella las vuelve a unir pieza por pieza, pacientemente, con tal de que su repisa no tenga un centímetro vacio. Se complace mirandolas, tocandolas, susurrandoles palabras hermosas que si no fuera porque son de porcelana, la cara de estas muñequitas dibujaria una sonrisa celestial. Lo que sucedió es que yo sin darme cuenta me convertí en una niña mitad porcelana, mitad humana. Entre sueños y resueños despertaba en su repisa, ahi sentada con un vestido bordado cuidadosamente con colores vibrantes, sin poderme mover, ojos de cristal sin poder siquiera pestañear, mi boca pintada de rojo no podía decir palabra. pero de repente mi otra mitad humana pudo salir de aquella repisa, y vuelvo a abrir mis ojos, convirtiendome en una humana con recuerdos. . .

Y ahi estaba last night, escuchando la versión de la pobre muñeca Vampira de porcelana, tratando de invitarme a salir de esa repisa, quizá pensaba que yo seguía ahi, pero a la ves queriendo verme con grietas la piel, queriendo ver las rupturas de mi porcelanesco pasado. No dije mucho. Ahi estaba escuchando cosas que sonaban tan ajenas a mi, recordando con los sentimientos mezclados como una paleta de colores mezclados sin cuidado alguno,evocando a la memoria hace un año. Y hace un año hoy, estoy mejor.

Takk